Con la certeza del desconcierto, la sensación del abandono y la gracia irónica del desamor escribo esto, siempre teniendo en cuenta que cada parte de mi te añora y al mismo tiempo te odia; encontraste una ruptura en mi castillo de cantera tan bellamente construido, y que había resistido el paso del amor más apasionado; sin embargo, ésa noche miraste en mis ojos y presionaste la grieta que se identificaba en ellos, tumbaste la entrada de mi fortaleza y me dejaste temblando en la nada, indefensa ante el roce de tus labios y el olor de tu aliento, me quitaste la coraza, la hiciste añicos y te aceraste para abrazarme… Yo lo permití; así que en cierta forma esto también es mi culpa, me dejé ser vulnerable a tu presencia, reaccionar a tus manos y ser dependiente de tu abrazo… Me dejé caer en el lugar de tu corazón, pero la caída no tiene fin… Lucho con todo lo que tengo, a uñas y dientes para detener la fuerza de la gravedad, pero no tiene caso, me encuentro perdida en la oscuridad de la incertidumbre y el pánico al futuro que me depara contigo, si es que hay futuro alguno… Quisiera que jalaras mi mano y dijeras que todo va a estar bien y estaremos juntos sin importarnos nada, o que por el contrario, me contemplaras caer y confesaras que todo fue producto de mi imaginación, que tu corazón no tiene dueña y me dejaras libremente terminar mi agonía…
Déjame morir o hazme revivir…
miércoles, noviembre 05, 2008
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